La leyenda es un género literario definido por los intelectuales como aquella tradición oral que se transmite entre generaciones, básicamente una leyenda es la historia contadas por los abuelos, afinada y adornada por los padres y que en el ahora es disfrutada por los nietos. Quizás otra de las características de la leyenda es que si bien su relato puede variar con el tiempo, lo elemental siempre es lo que perdura casi de forma inmutable con el paso de los siglos ya que, más que hablar de una persona en específico busca explicar situaciones de mucha mayor profundidad.
Imagen de San Francisco de Asís con el habito de la orden |
En nuestro caso local la leyenda de fray Jorge es un relato del cual poco se ha investigado con el fin de dilucidar cuanto de verdad y adorno existe entorno a la figura de este religioso.
Los primeros testimonios escritos sobre la existencia de este fraile los podemos encontrar en la obra “Tradiciones Serenenses” del escritor y literato Manuel Concha, el texto “Milagros de Fray Jorge” debería haber sido redactado cerca de la década de 1850, tiempo en que el mencionado se desempeñaba en labores periodísticas en los diarios “El Coquimbano” y “El Cosmopolita”. En el relato hace referencia al supuesto origen inglés del protagonista y que viéndose naufragado en la inmensidad del mar hace la promesa de tomar los habitos si logra salvar de las olas. El destino hace que sea rescatado llegando a La Serena donde hace ingreso a la orden franciscana. La narración continúa dando cuenta de situaciones donde queda demostrado los conocimientos del religioso extranjero. Finalmente sucede el milagroso en que fray Jorge informa a su comunidad de un sueño que ha tenido donde el mismo seráfico patriarca san Francisco le ordena tomar una carreta de bueyes y dirigirse hacia el sur donde encontrará las maderas necesarias para finalizar los trabajos de construcción de la iglesia, la cual a razón de la escasez de vigas suficientemente largas para el techo se encontraba inconclusa. El epilogo de esta leyenda se centra en el regreso de la carreta llena de troncos suficientemente extensos como para dar cierre a la techumbre del templo lo cual termina sustentando fama de santidad que goza entre la sociedad serenense del siglo XVII.
Como podemos ver el nuestra leyenda está centrada en la obtención de maderas para el techo de las iglesias de la ciudad. La región conocida por su condición semiárida no dispone de vegetación de gran altura que permita obtener tales vigas, por esa razón el descubrir un lugar donde existiese tales bosques seria evidentemente considerado un milagro durante la colinia. Afortunadamente hoy sabemos de su existencia ya que en la actualidad forma parte del parque nacional bosque “Fray Jorge” y es uno de los ecosistemas más frágiles y exclusivos que tiene nuestro país. Creado durante el gobierno de Juan Antonio Ríos este parque es un remanente del bosque valdiviano, el cual quedo prácticamente encapsulado entre el océano y los Altos de Talinay cuando se inicio el retroceso de la ultima era glacial. El sector de Talinay es una pequeña cadena de cumbres que por su altura reciben precipitaciones que provienen de la humedad presente en la neblina costera y que permitió que existieran las condiciones climáticas adecuadas para que este bosque se mantuviera hasta la actualidad. La particular elevación de la cordillera de la costa en este punto es producto de la fuerza tectónica que comenzó a levantarse durante el mioceno hace unos 23 millones de años y su forma actual se consolidó en el pleistoceno hace unos 3 millones de años. Todas las condiciones expuestas nos permiten comprender la antigüedad de los procesos naturales que dieron origen a este bosque.
Retomando la leyenda de fray Jorge es necesario establecer alguna fecha aproximada en que el religioso vivió en La Serena, para esto tenemos que entender que en 1627 fue la postura de la primera piedra de iglesia de San Francisco por lo que durante gran parte de ese siglo se desarrollará la edificación con las piedras traídas principalmente de la cantera en Peñuelas. Manuel Concha en su relato establece que para la segunda mitad del siglo XVII la iglesia estaba terminada pero que le faltaba el techo, confirma este hecho con la mención que hace de la innumerable correspondencia entre los superiores del convento y los obispos de Santiago a quienes solicitaban gestiones para traer las maderas desde las costas de Valdivia y Chiloé. En el párrafo siguiente indica la llegada a puerto de la embarcación que rescató de las olas al naufrago, la cual había atracado cerca de 1657 por lo que el ingresó a la orden se realizaría muy posiblemente en esas fechas, podemos agregar que Manuel Concha escribe su relato sobre hechos acontecidos por lo menos unos 200 años antes.
Una de las siguientes preguntas que nos hacemos está relacionada con la nacionalidad del fraile, si bien tradicionalmente se ha dicho que era inglés a juicio personal infiero que puede haber sido irlandés, la razón radica en que la promesa del ingresar a un convento católico es más coherente con un oriundo de Irlanda ya que si hubiera sido ingles su religión habría sido la anglicana la cual para aquellos años tenía un fuerte distanciamiento de la iglesia romana. Otra de las especulaciones que se hace es si habría naufragado en algún barco corsario que atravesó los mares en esa época, en este punto es importante señalar que durante las décadas siguientes el temor al asedio de los piratas será una constante para los serenenses ya que en 1680 el inglés Bartolomé Sharp asaltó con éxito la ciudad incendiando sus casas y templos. Curiosamente se registra el hecho que la iglesia de san Francisco fue la única que no fufrio la accion de las llamas durante el ataque, la tradición también pone al religioso como protagonista de este hecho ya que su condición de inglés le habría permitido dialogar con los filibusteros evitando el incendio aunque este hecho puede más bien ser parte de las decoraciones que las generaciones posteriores le aportan al relato.
Otra pregunta que nos falta responder es cómo fue que el religioso descubriera la ubicación del bosque. Como había mencionado anteriormente una respuesta posible se encuentra en la condición de pirata ya que al navegar cerca de la costa es posible distinguir la abundante vegetación. Por otro lado es interesante destacar que por su condición (tanto nacionalidad como recursos económicos) es muy probable que no hubiera sido un conventual, es decir no habría vivido junto a sus hermanos de comunidad, sino que más bien sería un lego de extramuros que abastece al convento de recursos como puede ser pieles, azufre y frutos silvestres. Quizás esto lo hizo entrar en contacto con población indígena quienes le señalaron donde se encontraba el bosque. Como un dato curioso en 1743 visitó la ciudad un funcionario de cajas reales llamado José Fernández de Campino, quien elaboró un pormenorizado mapa de las actividades económicas que se realizaban en torno a la colonial urbe del valle de Coquimbo, en su mapa puede verse que destaca una cueva en la llamada quebrada de San Francisco, hoy parte del parque Gabriel Coll, se dice que en esa gruta era el hogar que Jorge ocupó para vivir como un anacoreta y desde donde prestaba servicios al convento de San Francisco.
De lo que si tenemos plenas certezas es que las medras que sostenían el antiguo techo de la iglesia eran traídas desde este milenario bosque, aún es posible apreciar en el austero museo de arte religioso colonial un vestigio de estas vigas decoradas que fueron conservadas después de la restauración del templo. En cuanto a la forma utilizada para el traslado de los pesados troncos es probable que una forma más eficiente fuera el traerlos flotando amarrados en botes y trasladados hasta el puerto ya que el sinuoso camino hace difícil el tránsito para los bueyes y las carretas.
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